ABC 11.02.12
La Policía Nacional española
anunció ayer un gran regalo a toda la sociedad de un lejano país, Serbia.
Porque la detención de Luka Bojovic, acusado de ser el autor intelectual de la
muerte del primer ministro Zoran Djindjic, y de su lugarteniente y autor material,
Vladimir Milisavljevic, es mucho más que un éxito contra una peligrosísima
banda del crimen organizado de los Balcanes. Es un gran golpe contra ese
submundo del crimen politizado que, de hecho, gobernó en alianza con Slobodan
Milosevic durante muchos años en Serbia. Y tuvo muchísimo poder y absoluta
impunidad. El primer ministro Djindjic que con tanto coraje se propuso y
consiguió derribar al poder ultranacionalista y mafioso de Milosevic, sabía que
se enfrentaba a un poder criminal. Fue éste el que acabó matándolo el 12 de
marzo del 2003. Ahora cuando se van a cumplir nueve años de aquel día que sumió
a Serbia en la consternación e hizo temer a Europa por la transición hacia la
democracia en Belgrado, ha caído este criminal en España. Era miembro de una de
las bandas más poderosas en aquellos tiempos, los Tigres de Arkan, surgidos en
la guerra en Croacia y Bosnia y conocidos por sus atrocidades contra la
población civil. Criminales totales con conexiones políticas y manto
nacionalista. Su poder y su inmensa riqueza tuvieron allí su origen pero se
multiplicaron gracias a la protección de Milosevic y el crimen organizado.En
Belgrado, la noticia se ha recibido con gran satisfacción. E interés muy lógico
por parte de la Policía. Y con mucha emoción por parte de una sociedad serbia
que ha recordado que su lento progreso hacia la democracia estuvo a punto de
quebrar por las acciones de estos grupos de criminales. Y también con alivio,
porque queda mucho camino por recorrer hasta desmantelar todas esas redes
criminales tejidas al amparo del aparato comunista en los años de las guerras
balcánicas de los noventa.
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