sábado, 21 de febrero de 2015

CLÁSICOS DE AUTOAYUDA

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  12.06.12


En España hay especialistas pero el Gobierno los tiene enfrente. Ayúdense, cómprense unos clásicos de autoayuda

ARTHUR Schopenhauer era un pensador alemán dicen que no bienhumorado. Y se le ha acusado de todo. Pero desde luego no de indolente ni ocioso. El asunto de la voluntad le entretuvo mucho. Era un niño rico que podía haber pasado la vida dedicado a los balnearios, a las señoras y al juego, pero se obstinó en el estudio y en el calor metafísico de las ganas del hombre por hacer cosas. Entre las muchas que él emprendió estuvo la traducción del «Oráculo manual y arte de prudencia» de Baltasar Gracián al alemán, con considerable eco por cierto. Aquí parece que ya nadie lee o recuerda los 300 aforismos o sentencias del genio barroco. Lamentablemente, porque ahora que tan de moda están los libros de autoayuda, toda la obra de Gracián, pero en especial el Oráculo, está lleno de sabios consejos sobre lo que hacer o no para salir airoso de las situaciones, no cometer errores innecesarios y manejarse con prestancia y soltura en la vida. Un tratado de moralidad y mundanidad, una asesoría general y un «coaching», todo en un libro disponible en ediciones de bolsillo. Lo que necesita el Gobierno. Podría distribuir ejemplares no ya entre los dirigentes sino a todos los votantes con el sueldo de alguno de esos asesores que no parecen tener otro consejo que el de «perpetuum inmobile». Y que sin duda habrían de ser fervientes enemigos de Schopenhauer por eso de que éste habla del «triunfo de la voluntad». Terribles palabras -tan faltas de moderación- que llevarían a cualquier joven aparatchik del partido del gobierno, de esos deseosos de ser el mejor objeto pasivo del abrazo socialdemócrata, a tachar de facha al pobre Schopenhauer. Pero vayamos a Gracián. Hagan la prueba. Abran por donde quieran el Oráculo y tiene consejo para Rajoy y su gente. (107) «No mostrar satisfación de sí. Viva ni descontento, que es poquedad, ni satisfecho, que es necedad. Nace la satisfacción de los más de ignorancia y para en una felicidad necia, que, aunque entretiene el gusto, no mantiene el crédito…» (152) «Nunca acompañarse por quien le pueda deslucir, tanto por más cuanto por menos». (157) «No engañarse en las personas , que es peor y más fácil engaño. Más vale ser engañado en el precio que en la mercancía». O miren: (182) «Un grano de audacia con todos es importante cordura». Dirán que tampoco les vendría mal algo de consejo a la oposición. Sin duda hay también en el libro de Gracián consejos contra la procacidad en la obra y la palabra. Pero a gentes como Rubalcaba y otros corresponsables -por cómplices de Zapatero- en las causas directas de nuestra tragedia nacional, hoy sólo se les puede recomendar que callen si encuentran algo de vergüenza. Pero para tener un revival en la España del siglo XXI, a don Arthur no le valía con Gracián, para el que no es mediador requerido. Por eso debió escribir «El arte de tener razón», otro librito de autoayuda, éste del XIX. Es un manual de «dialéctica erística» para el arte de disputar con objeto de ganar siempre, «per fas o nefas», es decir por las buenas o las malas. Son 38 maniobras dialécticas para imponer la razón propia. Como si fueran llaves de yudo, pasos de baile o movimientos de esgrima, Schopenhauer explica las artes de lógica y dialéctica para ganar en buena lid. Al final está la más vil. No «ad rerum», ni siquiera «ad hominem», sino «ad personam». Son el insulto, la descalificación y la ofensa. En España hay especialistas pero el Gobierno los tiene enfrente. Ayúdense, no sean tímidos y cómprense unos clásicos de autoayuda.

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