Por HERMANN TERTSCH
ABC 25.09.10
La fotografía del cadáver de Víctor Julio Suárez Rojas,
alias «Jorge Briceño» o «Mono Jojoy», el sanguinario jefe militar de las FARC,
aún hoy la mayor organización terrorista del globo, es todo un regalo. Y no
sólo para los colombianos sino para todos los demócratas del mundo, tantas
veces angustiados por los éxitos de los terroristas y por la confusa y
titubeante actitud ante ellos de tantos líderes políticos occidentales.
El presidente José Manuel Santos continúa con esta operación
que ha liquidado al «Mono Jojoy» la brillante y ejemplar trayectoria de lucha
antiterrorista de su antecesor Álvaro Uribe.
Por primera vez en casi sesenta años, desde el asesinato del
caudillo liberal Jorge Eliecer Gaitán en 1948, que dividió trágicamente al
país, es ya imaginable una Colombia sin guerrillas en una democracia
triunfante. Si otros países latinoamericanos cayeron en terribles dictaduras en
su guerra contra la insurgencia comunista, Colombia ha preservado su
democracia, la ha fortalecido y convertido en ejemplar. Que haya sido así
quizás tenga que ver con el condimento británico que sin duda mejora la
herencia española. Los terroristas que siguen en la jungla ya saben cual es su
futuro. «¡Vamos a por ustedes, no ahorraremos esfuerzo alguno y ustedes saben
que nosotros sabemos cumplir!». Ese es el mensaje de Santos a los terroristas
durante una alocución televisada a la nación colombiana.
Estamos ante un gran triunfo de la perseverancia, la
dignidad y la voluntad democrática. Y ante una gran lección a todos los que han
sido desleales con la democracia colombiana en esta gran lucha, que han sido
muchos —no sólo en la izquierda— y que en parte están aquí.
Porque la cicatería en el apoyo a Uribe por parte del
Gobierno español ha sido una más de las muchas vergüenzas que el Gobierno de
Rodríguez Zapatero ha ido acumulando en Latinoamérica. Que está directamente
vinculada a otras como el apoyo a la Venezuela chavista que alimenta a la banda
terrorista o a la Cuba castrista, otra aliada del felizmente muerto. Pero
Colombia triunfa ahora pese a todas esas miserias.
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