ABC 04.02.12
Se han extendido ya por todo Egipto los disturbios. Con su
goteo de muertos y heridos por aquí y por allá. Casi no parecen nada tras el
terrorífico balance de 74 cadáveres sacados del estadio de Port Said. Que
aquello tenía que tener consecuencias estaba claro. Porque algunas cosas no
habían funcionado en absoluto, los servicios de seguridad y la policía, y otros
demasiado bien, como la voluntad de matar.
Los enfrentamientos entre hinchas de los clubes Al Ahly y Al
Masry fueron la causa directa del baño de sangre. Pero los egipcios ven mucho
más ya en aquel incidente. Y cada egipcio tiene a estas alturas su propia
teoría conspirativa.
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