jueves, 19 de febrero de 2015

DEL MIMITO A LA GUERRA

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  31.01.12


DIRIGENTES y viejas glorias socialistas se han mostrado consternados por el misil cargado con más veneno de intención que carga explosiva real— que lanzó el domingo contra Carmen Chacón el diario «El País». Nadie cree que este favor a la candidatura de Alfredo Pérez Rubalcaba lo hiciera el diario sin el visto bueno del candidato. Firme es la comunión de interés. Y si algunos de los redactores jefes pasaban casi más tiempo en su despacho de ministro del Interior y vicepresidente, parece harto improbable que mandaran ahora a zapadores a la operación Chacón y Compañía sin coordinarlo con don Alfredo. Pero él ayer se hacía el loco. Con ese sentido de humor de poco recorrido que a algunos gusta le decía a Ana Pastor en TVE que él «nunca ha hecho guerra sucia». ¡Qué salado! ¡Guerra sucia, en fin, ya me entienden! Se lo decía por cierto a otra mujer bien tratada de otro amiguete de Zapatero como Barroso, García Ferreras. También estaba allí el director del diario «Público», enfadadísimo con lo que le había hecho «El País» a su dulce candidata. Allí estaban sin mimitos, todos beneficiarios del zapaterismo, Rubalcaba por supuesto no el que menos, desayunando patriotismo PSOE en la televisión del partido. Pero del mimito hace tiempo que se ha pasado a la guerra. Y le decían unos a Rubalcaba que está mal lo de la guerra sucia. Él replico que nada le es más ajeno que la guerra sucia. Debió de hacerse gracia a sí mismo. Pero las diferencias entre banderías ya son muy grandes. Pocos pueden creer que ese Congreso va a curar las heridas. Porque todos están quedando mal con todo el mundo. Salvo quienes con elegante indiferencia esperan a que haya ganador para mostrar sus preferencias. Demasiado mal queda un periódico que publica ahora una información que todos conocían y que a todas luces no es más que un mandoblazo a las piernas de la niña. Que la corte de Zapatero se ha hecho rica en estos ocho años es una evidencia. Como lo es que Miguel Barroso, el marido de Chacón, es  pieza clave en todo ese organigrama de enchufes y conexiones para el flujo del dinero público hacia las aventuras privadas. Y que la política para todos ellos es la foto, la pose, las conexiones y el negocio. Tras los decorados potemkin de la ideología, de Brigadas Internacionales, fosas, cánticos y sindicatos. «El País» denuncia ahora toda esta escandalosa hipocresía del zapaterismo porque le urge a un protector y protegido suyo, Rubalcaba, que creyó que a la niña del PSC la arrollaría sin problemas en el partido. Y que ahora se da cuenta de que su imagen y su prestigio dentro del partido han sufrido la misma devastación que ante la sociedad española. Don Alfredo está nervioso, aunque ponga pose de pasota. Porque no es ni mucho menos imposible que al final, en ese voto secreto del Congreso, haya más delegados que pongan su esperanza de supervivencia en la Compañía Chacón que en el Comando Rubalcaba. En el PSOE hay gente que quería otra cosa. Porque quiere romper de verdad con la siniestra y ruinosa ocurrencia histórica que ha sido el zapaterismo. Sabe que Rubalcaba está calcinado. Y también que Chacón es un invento de mercadotecnia del marido que tiene que volcar todo su talento para que no se desborden sus insuficiencias. Así las cosas habrá un congreso, una o un secretario general y después nada. Porque si pierde el PSOE Andalucía se quedan con nulo poder y nulo empleo. Y eso para esa agencia de servicios en que habían convertido el partido sí es el infierno.  

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