ABC 31.01.12
DIRIGENTES y viejas glorias socialistas se han mostrado
consternados por el misil cargado con más veneno de intención que carga
explosiva real que lanzó el domingo contra Carmen Chacón el diario «El País».
Nadie cree que este favor a la candidatura de Alfredo Pérez Rubalcaba lo
hiciera el diario sin el visto bueno del candidato. Firme es la comunión de
interés. Y si algunos de los redactores jefes pasaban casi más tiempo en su
despacho de ministro del Interior y vicepresidente, parece harto improbable que
mandaran ahora a zapadores a la operación Chacón y Compañía sin coordinarlo con
don Alfredo. Pero él ayer se hacía el loco. Con ese sentido de humor de poco
recorrido que a algunos gusta le decía a Ana Pastor en TVE que él «nunca ha
hecho guerra sucia». ¡Qué salado! ¡Guerra sucia, en fin, ya me entienden! Se lo
decía por cierto a otra mujer bien tratada de otro amiguete de Zapatero como
Barroso, García Ferreras. También estaba allí el director del diario «Público»,
enfadadísimo con lo que le había hecho «El País» a su dulce candidata. Allí
estaban sin mimitos, todos beneficiarios del zapaterismo, Rubalcaba por
supuesto no el que menos, desayunando patriotismo PSOE en la televisión del
partido. Pero del mimito hace tiempo que se ha pasado a la guerra. Y le decían
unos a Rubalcaba que está mal lo de la guerra sucia. Él replico que nada le es
más ajeno que la guerra sucia. Debió de hacerse gracia a sí mismo. Pero las
diferencias entre banderías ya son muy grandes. Pocos pueden creer que ese
Congreso va a curar las heridas. Porque todos están quedando mal con todo el
mundo. Salvo quienes con elegante indiferencia esperan a que haya ganador para
mostrar sus preferencias. Demasiado mal queda un periódico que publica ahora
una información que todos conocían y que a todas luces no es más que un
mandoblazo a las piernas de la niña. Que la corte de Zapatero se ha hecho rica
en estos ocho años es una evidencia. Como lo es que Miguel Barroso, el marido
de Chacón, es
pieza clave en todo ese organigrama de
enchufes y conexiones para el flujo del dinero público hacia las aventuras
privadas. Y que la política para todos ellos es la foto, la pose, las
conexiones y el negocio. Tras los decorados potemkin de la ideología, de
Brigadas Internacionales, fosas, cánticos y sindicatos. «El País» denuncia
ahora toda esta escandalosa hipocresía del zapaterismo porque le urge a un
protector y protegido suyo, Rubalcaba, que creyó que a la niña del PSC la
arrollaría sin problemas en el partido. Y que ahora se da cuenta de que su
imagen y su prestigio dentro del partido han sufrido la misma devastación que
ante la sociedad española. Don Alfredo está nervioso, aunque ponga pose de
pasota. Porque no es ni mucho menos imposible que al final, en ese voto secreto
del Congreso, haya más delegados que pongan su esperanza de supervivencia en la
Compañía Chacón que en el Comando Rubalcaba. En el PSOE hay gente que quería
otra cosa. Porque quiere romper de verdad con la siniestra y ruinosa ocurrencia
histórica que ha sido el zapaterismo. Sabe que Rubalcaba está calcinado. Y
también que Chacón es un invento de mercadotecnia del marido que tiene que
volcar todo su talento para que no se desborden sus insuficiencias. Así las
cosas habrá un congreso, una o un secretario general y después nada. Porque si
pierde el PSOE Andalucía se quedan con nulo poder y nulo empleo. Y eso para esa
agencia de servicios en que habían convertido el partido sí es el infierno.
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