ABC 07.02.12
AUNQUE todos ustedes tienen problemas más inmediatos y les
traiga probablemente al pairo quien dirige o dirigirá al partido socialista en
los próximos meses, lo cierto es que pocos habrán podido evitar asomarse a la
cocina del 38.Congreso del PSOE. Especialmente porque nuestra televisión
pública del Estado, RTVE, ha otorgado a este congreso socialista una cobertura
tan exhaustiva como sólo recordaba yo de mis congresos de los partidos únicos
en Europa central y oriental en los años ochenta. Nombres, hechos, cifras y
anécdotas. Todo lo que usted necesita saber del 38 Congreso. Entrevistas,
comentarios, análisis, hasta las biografías, tan tramposas algunas. Parecía en
TVE que este fin de semana nos jugábamos en Sevilla el futuro de nuestro país y
nuestros hijos. Cuando en realidad era una mera lucha entre dos facciones de un
partido político en profunda crisis, fraccionado, con fuga de militantes,
quiebra económica, prestigio arruinado, escasísimo poder remanente y pésimos
augurios para unas elecciones inminentes en el último refugio que le queda a su
práctica descalificada de ejercer el poder. Finalmente ganó Rubalcaba porque es
más serio y tenía a profesionales del cambalache como Pepiño Blanco y Trampas
Zarrías entregados en el parqué de la sede del congreso al retorcimiento de
voluntades. La niña de Felipe, compuesta y sin Felipe, demostró una ingenuidad
de derechas en los preparativos de este congreso y después en el propio hotel
Renacimiento, donde le robaron a la niña definitivamente la cartera. La votación
y la espera del recuento fue un auténtico «reality show». Como todos los
participantes se conocen bien, luego nadie se fiaba de nadie, el recuento debió
de ser de traca. Con recuento incluido. Todos debían creer al prójimo capaz de
todo
como a uno mismo. El berrinche de Carmen que se supone volverá a ser
Carma ahora fue mayúsculo. Ella, ofendida, no quería nada para sí. Pero pedía
clemencia para los suyos. ¿Clemencia? ¡Quiá! Y Rubalcaba ya había avisado.
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