Por HERMANN TERTSCH
ABC 11.06.11
Turquía va a las elecciones del domingo sin muchas
incógnitas más allá de las dimensiones de la victoria del Partido Justicia y
Desarrollo (AKP) del presidente Erdogán. Pero son precisamente las dimensiones
de la misma las que determinarán si se cumplen o no los peores temores de los
defensores de una Turquía laica, liberal y europeísta. Ninguna encuesta le da
al AKP un resultado inferior al 40%. Y muchos lo sitúan cerca del 50% con lo
que su mayoría absoluta en el Parlamento podría ser abrumadora. El presidente
Erdogán tiene en todo caso garantizada su tercera legislatura, con un poder
creciente que si se cumplen los pronósticos rayará en lo absoluto. Nunca en la
historia de la Turquía moderna ha concentrado un hombre tanto poder en sus
manos desde Atatürk, el fundador de la república y dictador hasta su muerte.
Erdogán
llegó al poder con el AKP, el partido islamista refundado con una proyección
más moderada que entonces aún necesitaba para ser aceptado por jueces y
militares. Hoy Erdogán ha logrado acabar con el poder militar y con la
resistencia de los jueces, que después de diversas purgas y reveses apenas se
atreven ya a levantar la voz contra el poder casi omnímodo del partido. Y el
AKP, aunque de cara al exterior siempre se esforzó en transmitir el mensaje de
moderación, avanza en lo que sus adversarios llaman su «doble agenda» con
imposiciones islamistas en leyes y formas de vida, muchas veces con abierta
presión sobre las fuerzas laicas. Estas, ahora ya casi sólo tienen sus
esperanza en un resultado digno del partido republicano CHP, que intenta
movilizar a la juventud y a las mujeres. Pero también a los kurdos que ven con
temor el creciente nacionalismo adoptado por el Atatürk con Corán en su senda
caudillista. Los augurios son malos y el CHP podría quedarse en poco más del
20%. Con la extrema derecha como tercer partido en un escenario nada
refrescante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario