ABC 12.05.12
Lo que no puede ser es imposible. Absurdo es darle vueltas. En Grecia no hay gobierno viable. El líder socialista Evangelos Venizelos, el tercero en intentar una mayoría, reconoció ayer estos hechos y su fracaso. Y hoy comunica oficialmente al jefe del Estado, Karolos Papoulias, la cruda realidad. Poco más parece poder hacer que convocar elecciones de nuevo. Para dentro de semanas o meses tener quizás el mismo resultado. U otro más fraccionado. Con más de ocho partidos en un Parlamento en el que el único denominador común sea otra vez el victimismo. Que no tiende a moderarse en estos procesos. Sino todo lo contrario.
Los
socialistas y conservadores de PASOK y ND habían ofrecido, pedido, rogado al
movimiento ultraizquierdista de Tsipras que se uniera a ellos para un gobierno
razonable que buscara salidas en colaboración con la UE. Que es al fin y al
cabo la que ha de pagar el próximo paquete de salvamento para que los griegos
cobren sus salarios y paguen sus obligaciones.
No va a ser así «porque
el pueblo no quiere», respondió la izquierda comunista con la arrogancia de
quien probablemente cree que puede subir su techo electoral intensificando su
desprecio a la colaboración con la UE. La izquierda griega, al igual que los
nazis, se cree su demencial propaganda insurreccional contra Europa. Una Europa
cada día más aburrida de pagos de facturas a quienes responden con actitudes no
ya retadoras, impertinentes y desagradecidas, sino agresivas y hostiles. Hay
momentos históricos en los que países enteros cometen terribles errores. En los
que la sensatez y la inteligencia quedan marginados del proceso político y sus
abanderados quedan como triste y arrollada minoría. Sin duda Grecia está en un
momento de estos, ya largo y recurrente. Una Europa fuerte podría quizás,
condescendiente, tolerar una fase delirante en la política de un país. Hoy no
puede permitirse ese caos paralizante.
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