ABC 10.09.11
Nos cambió el mundo. Nada más nacer el milenio. Había habido
mil indicios. Pero fue del todo inesperado. Con aquellos tres mil inocentes
moría no sólo la ingenuidad de Estados Unidos. También aquella nueva común
percepción de seguridad que había generado el final de la Guerra Fría. Lo que
para muchos se antojaba «el fin de la historia» apenas duró una década. Después
de aquel día infernal todo se precipitó. Concluyó una fase de paz y estabilidad
para el mundo desarrollado. Y éste ha tenido que aprender a vivir en la
zozobra. Se han ganado desde entonces varias guerras. Y el enemigo no ha podido
repetir una victoria como aquella. Aunque lo ha intentado. Pero nos ha dado
golpes durísimos este enemigo que no quiere conquistas ni negociaciones. Cuya
única ambición es destruir nuestra sociedad libre. Nuestras victorias han
tenido un precio altísimo. Es inútil especular sobre cómo sería nuestro mundo
hoy sin aquel día de horror. Cierto es que la sociedad libre se ha sabido
defender.
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