sábado, 14 de febrero de 2015

ERDOGÁN, DE GRAN VIAJE

Por HERMANN TERTSCH
ABC  17.09.11


El primer ministro turco, Recep Tayip Erdogán, ha tenido una gran recepción en Libia. Como antes en Egipto y después en Túnez. Las ambiciones del líder islamista, una vez firmemente consolidado su poder en Turquía, son cada vez mayores. Y el momento parece propicio. Las satrapías caen una tras otra y él es el dirigente de la única democracia islámica.

Su influencia en todo el mundo islámico ha aumentado rápidamente no sólo por eso en la comunidad de países del Islam, no sólo como líder de un modelo que ofrece para los países en transición sino también por la enorme vitalidad de la economía turca. Y Erdogán parece convencido de que Turquía está ante la gran oportunidad de convertirse en la potencia estratégica en la región. De recuperar la hegemonía turca en el mundo árabe que hasta principios del siglo XX tuvo como Imperio Otomano. Sus grandes rivales son Arabia Saudí y el poder chií persa de Irán. En esta estrategia de Erdogán entra el conflicto con Israel, tan popular en el mundo árabe, que no deja de alimentar desde hace dos años. Y que ha alcanzado sus mayores estridencias en pasadas semanas.

Son muchas y buenas las cartas de Erdogán. Pero hay indicios de que en su viaje a la grandeza podría haber exagerado sus expectativas. Los recelos árabes a la antigua potencia colonial turca son grandes. Y resulta demasiado evidente su «paternalismo democratizante».

Turquía abandona su sueño de integración europea y quiere ser la potencia hegemónica en Oriente Medio y extenderse hacia Asia Central. Las ambiciones pueden parecerles excesivas a muchos al mismo tiempo. Y hay otros concurrentes. Sarkozy y Cameron estuvieron antes que él en Libia. Y recibieron una aclamación mucho mayor.

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