sábado, 21 de febrero de 2015

EVITEMOS LOS LAMENTOS

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  24.08.12


La ciudadanía que respeta las leyes exige que se cumplan. Y es el poder público el responsable de que así sea

VÍCTIMAS del terrorismo anuncian que se manifestarán frente al ministerio del Interior en protesta por la actuación del Gobierno en el caso del asesino y carcelero de ETA, Uribetxebarría. Con un simulacro de huelga de hambre de este preso y algún otro más, además de cierta agitación por parte de las organizaciones etarras, este preso, enfermo de un cáncer irreversible, ha conseguido en principio que el Gobierno le deje en libertad. Las víctimas están indignadas por lo que con mucha razón consideran una deferencia intolerable hacia este etarra que jamás ha lamentado sus crímenes. El Gobierno tiene aun la gran oportunidad de apoyarse en las reservas expresadas por la fiscalía para dar marcha atrás a una decisión tan innecesaria como ofensiva para víctimas y ciudadanía. Sería una sabia enmienda. Si el Gobierno cree de verdad que la liberación de este criminal va a otorgarle una campaña electoral más tranquila en el País Vasco no sólo flojea en cuestión de principios sino también en percepción. El miedo al conflicto que este Gobierno revela permanentemente, se puede convertir, si no lo ha hecho ya, en una debilidad insuperable y paralizante. Envalentona a todos los enemigos del Gobierno y adversarios de su política. Y hunde a la ciudadanía en general y a su electorado en particular en una depresión social que ya se percibe en muchas expresiones que van desde la indignación y la decepción a la frustración y la angustia. Si la actitud del Gobierno y en especial del ministerio del Interior en el caso del miserable moribundo ha causado mucha rabia y alarma, no menos debiera ya despertar su pasividad a la hora de «cumplir y hacer cumplir la ley», tal como han prometido o jurado a los españoles. Desde hace semanas asistimos a un grotesco aquelarre de abusos y delitos cometidos bajo banderas ideológicas. Todos con publicidad y en presencia de los medios. Todos impunes. Es más, sus autores, convertidos en héroes por muchos, han logrado una inmensa plataforma publicitaria gracias a la complicidad -querida o no- de casi la totalidad de los medios españoles. Al principio fue un asalto a un supermercado y la agresión a unas jóvenes trabajadoras.

No pasa ya un día sin que el histrión comunista que dirige este peligroso circo cometa o anuncie otra tropelía. Siempre con la voluntad expresa de violar las leyes vigentes, recorren en unas autodenominadas «marchas obreras» los pueblos y ciudades para demostrar que ellos pueden. «Yes, we can. Podemos violar las leyes cuándo y cómo queramos, porque los responsables de defenderlas no quieren líos. Y nosotros garantizamos que los van a tener». Nos metemos en un otoño muy difícil para España. Quizás el más serio que afrontamos en muchas décadas. No sólo para los más jóvenes será el otoño más difícil de su vida. La subida del IVA y muchas otras decisiones, se crean necesarias o no, golpearán duramente a la ciudadanía. Habrá angustia. Surgirán agravios. Se generarán duras tensiones. Que van a poner a prueba el andamiaje de nuestra sociedad. Y las juntas de todo este andamiaje son las leyes. Sin ellas, se desmoronan la seguridad, el derecho y la convivencia en paz. Y nadie olvide que quien más necesita la ley es el más débil. Hasta ahora la ciudadanía ha asistido pasiva al espectáculo que viola libertades y propiedades. Cualquier día alguien se hartará de tanta impunidad de los delincuentes. Y actuará donde la autoridad debía hacerlo. Y vendrán los lamentos. La ciudadanía que respeta las leyes exige que se cumplan. Y es el poder público el responsable de que así sea. No vaya a haber disgustos.

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