ABC 09.09.11
Nos ha
dicho el líder comunista que algunos quieren que la izquierda viva debajo de un
puente. En absoluto, querido Gaspar
POBRE
Gaspar Llamazares, tantas rabietas tiene últimamente el portavoz de Izquierda
Unida en el Congreso, que ya nos ha advertido que, como no sea otra vez cabeza
de lista por Asturias, vuelve a la medicina. Nuestro lancero del progresismo
más cañí está enfadado porque el Frente Popular del zapaterismo se ha ido al garete,
porque los socialistas agobiados con sus cuitas, han dejado claro lo que les
importa el Pepito Grillo asturiano y porque los del 15-M que quería seducir
cual flautista para su generosa empresa revolucionaria, le han salido tan hooligans
que ya se antojan no reconvertibles en disciplinados comunistas. Molesto con el
capitalismo y con el devenir de las cosas, Llamazares está muy enfadado. Ahora
sabemos que no tendría por qué si se toma la vida con algo de filosofía, que
todos vamos teniendo una edad. Porque nuestro incomprendido adalid de los
regímenes de progreso del siglo pasado se podría permitir un sabático o dos,
para elaborarnos un tratado sobre las soluciones de la izquierda eterna para
las cuitas de España. Según nos revelan con mucha publicidad, Llamazares
acumula la nada desdeñable cantidad de 303.058 euros en diversas cuentas y
fondos de inversión. ¿Pero, para qué hablamos de años sabáticos? Con esa
cantidad podría vivir el resto de sus días en Cuba a cuerpo de rey, o mejor
dicho, de alto funcionario del Partido Comunista Cubano. No le faltaría nada en
aquella sociedad fraternal. Y dejaría de sufrir con todos los atropellos del
capital y los que tanto le aterra lleguen próximamente de la mano de Mariano
Rajoy. Le llega y sobra incluso para cogerse de vez en cuando un avión a Miami.
Nadie que yo sepa se ha metido con Llamazares por sus ahorros. Pero él ha
reaccionado de inmediato a la publicación de los mismos con una especie de
irritación preventiva. Nos ha dicho el líder comunista que algunos quieren que
la izquierda viva debajo de un puente y vestido con mono. En absoluto, querido
Gaspar. Nadie quiere que nadie viva debajo de un puente. Aunque con un poco de
perseverancia la izquierda puede conseguir que todos acabemos obligados a
hacerlo. Personalmente me tranquiliza mucho que Llamazares no dependa para su
manutención de la benevolencia de Cayo Lara. En realidad, agradezco al cielo
que ni Llamazares ni nadie dependa ni vaya a depender nunca de la maña y
capricho de nuestro Lenin de Argamasilla de Alba. Y lo que no les deseo a otros
españoles tampoco se lo quiero endosar al querido don Gaspar. Y me encanta que
demuestre que no es tan fiero como parece y que un poquitín de confianza en el
capitalismo sí alberga en la intimidad de ese corazoncito cuando deposita parte
de su dinero en fondos de inversión. Que son esos fondos que mueven los
mercados, esas fuerzas del mal que, según nos advierte todos los días, quieren
esclavizar a los trabajadores españoles y a todas las fuerzas del bien
progresista. Le habrá irritado a don Gaspar que sepamos ahora que financia al
menos un tentáculo menor de ese monstruo despiadado que todas las mañanas se
despierta pensando en cómo hacer la puñeta al pueblo proletario. Y le animo a
ahorrar más e invertir en esos fondos que a su vez prestan dinero a empresas y
gobiernos y muchas veces logran que éstos incluso hagan algo bueno con su
capital.
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