ABC 20.01.12
ESTE miércoles se celebró en la Casa de Correos de Madrid un
acto de más importancia política y moral de lo que se pueda pensar por la
cobertura informativa. Una serie de españoles destacados en nuestra vida
pública recibía el premio Samuel Hadas por la cooperación entre España e
Israel. El premio lleva el nombre del primer embajador israelí en Madrid, un
hombre extraordinario que supo dar a aquellas incipientes relaciones esa
voluntad de especial calidad que merecen por los lazos históricos entre el pueblo
judío y España, Sefarad. Hace de aquello ya 25 años. Y en estas relaciones
diplomáticas, que pusieron fin a una perfecta anomalía, ha habido de todo.
Desde esperanzadores acercamientos y gestos, cooperaciones consolidadas, hasta
desencuentros oficiales y algunos gestos insoportables por el último Gobierno
socialista. Esto último no debe hacer olvidar que fue un Gobierno socialista,
bajo Felipe González, el que llevó a cabo dicho establecimiento de relaciones
diplomáticas. Y lo hizo con su gran amigo personal Simon Peres, hoy presidente
de Israel, que entonces era, como él, primer ministro. Nadie debe ignorar que
González siempre ha sido un defensor del Estado de Israel, por mucho que
criticara las políticas de uno u otro gobierno. Y siempre estuvo alejado de las
peores toxicidades ideológicas del socialismo izquierdista entre las que sin
duda se encuentra el antisemitismo y la judeofobia, así como la hostilidad
declarada al Estado de Israel. Felipe González era por lógica uno de los
premiados en la velada. Al no poder asistir dejó grabado un mensaje en el que
confirmaba lo aquí escrito. También por mucha lógica, recibieron el premio
Samuel Hadas dos de los políticos españoles que más han levantado la voz en
defensa de Israel en esta España José María Aznar y Esperanza Aguirre. Ambos
han destacado siempre la absoluta prioridad que todas las democracias deben
tener en la defensa de Israel. Porque al defender a aquella democracia
firmemente anclada en nuestra herencia común de valores judeocristianos no sólo
cumplimos un deber moral, sino nos defendemos a nosotros mismos. Aznar repitió
una de sus sentencias favoritas al respecto: «Si cayera Israel caería
Occidente». Con la que está absolutamente de acuerdo la anfitriona en la sede
de la presidencia de la Comunidad, Esperanza Aguirre, también premiada. Ella,
que recibió hace unas semanas ya el premio de la Comunidad Judía de Madrid por
su atención permanente a la misma, es otra abanderada del compromiso
incondicional de las democracias occidentales con Israel. Y volvió a insistir
en que la defensa de la sociedad abierta y libre pasa por defender aquella
sociedad ejemplar que, acosada por enemigos que buscan su destrucción, nunca ha
renunciado a la democracia, al Estado de Derecho, al debate de ideas y a la
libertad. Jordi Pujol, el expresidente de la Generalitat, también premiado,
destacó que él siempre fue defensor de Israel desde antes de su fundación en
1948.
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