sábado, 14 de febrero de 2015

LA ARROGANCIA DE ERDOGÁN

Por HERMANN TERTSCH
ABC Martes, 25.10.11


Erdogán se cree elegido para reconducir a Turquia hacia el islamismo democrático y liquidar el Estado laico

El Gobierno turco rechazó el domingo la oferta de ayuda de Israel para el socorro de personas enterradas bajo los escombros tras el fuerte terremoto en el sudeste del país. Esta decisión reviste especial gravedad ya que estaban en juego vidas de ciudadanos turcos. Y la experiencia revela que los equipos israelíes han sido siempre los que más rápidamente se desplazaron a lugares de Turquía afectados por seísmos y de los que más éxito cosechan en el rescate de víctimas con vida en las primeras horas. Dicho de una manera brutal, el Gobierno turco ha asumido la muerte de ciudadanos propios para hacer un gesto más de rechazo hacia Israel. Que se enmarca en una escalada de decisiones y retórica antiisraelíes del primer ministro Erdogán. Ankara la justifica con el incidente del Mavi Marmara del 3 de mayo de 2010. Ese buque turco se unió a una flotilla para romper el supuesto bloqueo de Gaza. Fletadas por organizaciones simpatizantes de la organización terrorista Hamás, estas flotillas tienen por objeto violar el control israelí en la costa de Gaza bajo pretexto de suministrar ayuda humanitaria. El Mavi Marmara fue abordado por comandos israelíes. Recibidas con gran violencia, las fuerzas israelíes abrieron fuego. Nueve pasajeros perdieron la vida y decenas fueron heridas, entre ellos varios soldados israelíes. Los intentos de ambas partes por limitar daños en unas relaciones muy estrechas durante décadas no dieron resultado. Según opinión muy difundida, porque Erdogán no tiene interés en ello. Porque una reconciliación con Israel no interesa a su campaña por ganar popularidad en los países árabes. El primer ministro islamista está convencido de que las revoluciones árabes son una oportunidad de oro para que Turquía instaure una hegemonía en Oriente Medio, su dominio durante el Imperio Otomano. Erdogán, ganador por tercera vez de las elecciones, ya el líder turco con más poder desde Kemal Atatürk, se cree elegido para reconducir a Turquía hacia el islamismo democrático y liquidar el Estado laico. Pero también para hacer del país la potencia regional hegemónica. La Conferencia del Bósforo, celebrada este fin de semana en Estambul, ha revelado hasta qué punto Erdogán está tensando las cuerdas de sus pretensiones y ambiciones. Muchos analistas coincidieron en que la creciente megalomanía del primer ministro y su interesada escalada de conflictos –no sólo con Israel sino también con la UE- le granjearán popularidad en casa a corto plazo pero pocos éxitos exteriores sólidos. Ayer, Erdogán también rechazó la ayuda de la UE en otro gesto de autosuficiencia y una pose de ofendido frente a Europa que cada vez irrita más en Bruselas. Es cierto que la retórica nacionalista turcoislámica comienza a afectar al desarrollo de las negociaciones con la UE. En la Conferencia del Bósforo, organizada anualmente por el British Council y el Ministerio de Exteriores, se ha puesto de manifiesto un endurecimiento de la postura turca en muchos campos que “dejó de ser autoestima para convertirse en arrogancia”, según diplomáticos europeos. Llamativo es ver cómo Erdogán y su ministro Ahmet Davutoglu han convertido la diplomacia en bastión de su ideología islamista y nacionalista. El servicio exterior turco de gran prestigio desde el imperio y a través de la República kemalista, parece ya una organización de aparatchiks del partido de Erdogán que alimenta la quimera de una inmensa popularidad de Erdogán en los países árabes, un futuro de potencia y displicencia masiva hacia Occidente. La magnífica situación económica con un crecimiento entre el 8 y 10 por ciento alimenta los sueños de grandeza de Erdogán. Pero son muchos los que en Estambul coincidían en que este Gobierno ha perdido el sentido de la realidad. Y que habrá de despertar.

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