ABC 20.11.10
La cumbre de la OTAN en Lisboa va a obligar a los líderes de
la Alianza a dedicarse durante dos días a una cuestión que muchos tienen
postergada en su agenda. Agobiados todos por las cuitas financieras y
económicas globales y las políticas y sociales internas, los problemas de la
seguridad y la defensa se les antojan exentos de la urgencia de otros. Y lo
cierto es que en el seno de la OTAN han surgido fisuras y fallas en la
coordinación de estructuras, medios y fines.
No son un problema muy grave las diferencias de Francia y
Alemania sobre la disuasión nuclear. Lógico es que Alemania proponga una mayor
desnuclearización en Europa al amparo de un futuro sistema antimisiles. Y que
Francia insista en que nadie decidirá por ella el futuro de su armamento
nuclear. Ambos tienen razón. La disuasión es imprescindible. Un agresor
potencial ha de ver amenazada su supervivencia. Pero es insuficiente dados los
nuevos países nucleares y la amenaza de su uso por terroristas imposibles de
disuadir con amenazas de represalias.
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