ABC 31.03.12
La Policía francesa ha
detenido a 19 radicales islamistas en diversas ciudades. Están relacionados con
la organización proyihadista «Forsane Alizza», ilegalizada recientemente por
sus captaciones de terroristas para campos de entrenamiento y la «guerra santa»
en Afganistán y Pakistán. Las detenciones se producen un día después de que
finalmente se lograra dar sepultura al terrorista Mohammed Merah. Había muerto
en Toulouse cuando la Policía asaltó la vivienda en que se refugió tras su
cadena de atentados en la que mató a tres soldados, un maestro y tres niños en
un colegio judío. ¿Tienen estas detenciones algún sentido más allá de gesto
tranquilizador para el ambiente de espanto creado por los atentados? A tres
semanas de la primera vuelta de las elecciones muchos dirán que solo es
anestesia social para un ánimo asustado. Activismo policial de motivación
electoral que se sumirá en la rutina y habitual desidia, porque solo esta
explica que el asesino, con sus antecedentes y trayectoria, pudiera armarse y
actuar como lo hizo. Sin embargo, puede ser una medida que vaya más allá del
gesto, porque parece claro que el «lobo solitario» no lo era tanto. Y que las
responsabilidades de otros, además de su hermano ya formalmente acusado, vayan
más allá del apoyo ideológico religioso que los islamistas fanáticos se prestan
entre sí. Y esta redada sería más que razonable si es el comienzo de una
operación seria, constante y a largo plazo contra todo el entramado de
organizaciones culturales religiosas que el extremismo islamista y salafista ha
ido creando. Sería más que un gesto si llevara también a afrontar la muy
espinosa cuestión de las financiaciones de estos grupos, de los imanes y sus
mezquitas. Lo que, dicho de paso, es perfectamente aplicable a España, donde
debemos dar por hecho el peligro de operaciones terroristas como la de Merah.
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