Por HERMANN TERTSCH
ABC 07.05.12
Lo diremos sin ambages: los resultados de las elecciones
generales en Grecia son el enésimo capítulo de la interminable tragedia griega
de automutilación. Y como revuelta balcánica que son, ofrecen poca esperanza de
mejora y ninguna salida razonable, racional. Revelan que gran parte de los
griegos están tan dolidos, indignados, desesperados y obnubilados, que quieren
romper todos sus contratos con el mundo exterior. Y ante todo con la Unión
Europea. Y que han sido convencidos por los más radicales del espectro político
de que es mejor buscar consuelo que solución.
Todo el mundo esperaba con preocupación los resultados de
las elecciones generales griegas porque nadie esperaba un resultado «bueno». El
resultado habido confirma los temores. Si por resultado bueno se tiene uno que
sirva para la formación de un Gobierno que sea capaz de recuperar la
estabilidad y generar confianza dentro y fuera del país, el de ayer es
perfectamente nefasto. Es un nefasto reflejo electoral de una voluntad popular
que todos habrán de respetar pero que lleva a una situación que exigirá un milagro
para la adopción de cada decisión razonable. Y todas ellas tendrán una
oposición desmesurada y radical en contra.
Así las cosas, los socios y los mercados habrán de evaluar
la nueva situación. Deberán ver qué gobierno es posible ahora para suceder a
los tecnócratas de Papademos. Y si vale siquiera la pena continuar los
esfuerzos por mantener dentro del euro en todo caso a un país que acaba de
confirmar su rechazo a los acuerdos y planes para la salvación de Grecia dentro
de la Unión Europea. Con los conservadores de ND de Samaras como partido más
votado con un 20 por ciento y el PASOK socialista hundido al entorno del 15 por
ciento, los dos partidos tradicionales y defensores de una política de
recuperación europeísta y pactada con Bruselas sólo suman un tercio del
electorado. En el año 2009 sumaban cuatro quintas partes. Ese es el dato
capital que hará que muchos fuera de Grecia crean llegado el momento de buscar
un final razonable a unas relaciones ya rechazadas por la mayoría del
electorado griego. Intentar reconquistarlo parece ocioso a la vista de los
beneficiarios de estas elecciones antieuropeas y antisistema.
Con los comunistas de SYRIZA como segunda fuerza que ha
quintuplicado su porcentaje y los neonazis del Alba Dorada con más del 11%, más
otros grupúsculos antisistema en el parlamento, hay regiones, como la de
Atenas, donde se ha producido un amplio voto no ya contra la solución europea,
sino contra el sistema de libre mercado y la democracia representativa. Grecia
lleva años haciéndose daño. Estos resultados revelan que, en actitud muy
balcánica de enfrentamiento al mundo, muchos quieren consumar el desastre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario