jueves, 19 de febrero de 2015

NOS AGRADECERÁN SU DERROTA

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  02.03.12


CONVERSAR con Javier Pradera, una de las cabezas más brillantes y divertidas de la izquierda española, era siempre un placer. Especialmente lo era cuando se hablaba de la izquierda en el tardofranquismo, de sus contadas grandezas y sus muchísimas miserias y mentiras. Conocía el patio como nadie. Muchas veces entre risotadas y dirigido a Manuel Azcarate, a Patxo Unzueta o a mí, Pradera dejaba caer el latiguillo: «La inmensa suerte que tuvimos de perder. Imaginad donde estaríamos si hubieran ganado los nuestros». He recordado sus palabras al ver a todos esos jóvenes exigiendo lo imposible, despreciando lo sensato, amenazando y agrediendo a los enemigos ya proclamados. Y sobre todo abrazándose a muy siniestros aliados que ya imponen estrategia. En estas cosas, los que saben, saben, y la derecha siempre a por uvas. Siempre ha sido así. Y no está siendo ahora de otra manera. La izquierda sabe lo que es la comunicación y la emoción y su manipulación en el mensaje. Y la derecha se cree tan estupenda que no necesita la comunicación. Lo tuvo que ver, tarde, Aznar, que creía que sus éxitos se vendían solos. Lo cree Rajoy, en esa forma que tiene ahora de ponerse estupendo y pretender que si llegó al poder con los principales medios y en especial RTVE en contra, puede ahora despreciarlos. Mucho de vanidad parece haber en estas ganas de querer distinguirse de los socialistas, que asaltaron RTVE al día siguiente de ganar las elecciones. Cuatro meses después de ganar él, permite que los medios públicos del estado sean un foco permanente de agitación en contra de su política. Él desprecia esta anomalía, probablemente también por ese desdén que tanto se le nota hacia los medios. Veremos si no se lleva una sorpresa y paga un precio alto por el hecho de que gran parte de Andalucía se halle «informada» por RTVE y Canalsur y por las emisoras de RNE y la cadena SER que son las únicas que se oyen en grandes zonas de la región. Como el bombardeo de desinformación sectaria que cae sobre Andalucía deje a su partido en la oposición por un par de escaños. Se deberá a esa arrogancia que es muy propia de la derecha, pero que aquí parece ir adobada por un toque de vanidad personal. Lo dicho, el pulso sería serio. El enemigo somos todos los que no nos pleguemos al chantaje político sindical de una izquierda perdedora e impotente para hacer política. En ofertas y soluciones. Porque algunos se dicen indignados porque un comisario metepatas, nombrado por cierto por Rubalcaba, hablara de «enemigos», pero ese es el término que no necesitan siquiera utilizar sindicatos, socialistas y comunistas una vez decidida la lucha en la calle. El PSOE parece desarbolado e incapaz de desmarcarse de la estrategia de los peores. Todos esos jóvenes son buena materia prima de nuestra sociedad. Pero ahora están dirigidos por los profesionales, como el talibán comunista Ordoñez de Valencia, pero también los cuadros de estos sindicatos «soprano». Serán protagonistas del pulso. Los utilizarán para intentar quebrar la voluntad del país. Esperemos que en la espiral demencial de agitación no haya las víctimas que algunos siempre buscan. Hará falta mucha paciencia, firmeza y sangre fría por parte de los políticos, la policía y la sociedad. Pero los peores, los enemigos de la democracia y la libertad, tienen que perder. Como entonces fascistas y comunistas. Y la inmensa mayoría de estos jóvenes, dentro de cinco o diez años , en una España libre y mejor, podrán repetir la frase de Pradera: «Menos mal que no ganaron los nuestros».

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