domingo, 22 de febrero de 2015

OBSCENAS PALABRAS

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  16.09.12


No toca aquí comentar las palabras de Alfredo Pérez Rubalcaba, uno de los principales responsables de la gran estafa que fueron dos legislaturas socialistas en las que, a fuerza de ocultación y mentira, de negar la evidencia y posponer reformas, se agravaron dramáticamente los sufrimientos de la población para muchos años. Y se infligieron daños casi irreparables a la economía y a sus instituciones. Sus palabras sobre la pérdida de la «mayoría social» por parte del PP y de la legitimidad sólo demuestran el estado de confusión y dislate permanente de esa agónica dirección socialista.

Hablemos de las manifestaciones de ayer. Y de las declaraciones de los caudillos intrépidos de los «sindicatos de clase» que amenazan al gobierno con mil desgracias si éste tuviera la osadía de no plegarse a sus condiciones. Condiciones las suyas que pasan por suspender las reformas, romper por tanto todos los compromisos en la UE, asumir la quiebra y se supone que dejar en manos de Toxo y Méndez que nos lleven con sus consejos y su sabiduría a una economía mauritana o cubana. Ayer se les llenó la boca con baladronadas de que con «el apoyo de la ciudadanía» le harán a Rajoy una huelga general para tumbar las reformas. Lo que se supone consideran que sería la solución para los problemas de todos, incluidos esos casi seis millones de parados que se han acumulado mientras Méndez jugaba a ser vicepresidente del Gobierno de la estafa. Obscenas palabras. Para tanta amenaza se antojan pocos esos 65.000 personas en Madrid, llegados en mil autobuses de toda España. Es poco más de media entrada al Bernabéu, querido Méndez, querido Toxo. Menos lobos.

Al menos podían haber hecho el esfuerzo de forzar a todos sus liberados, que viven sin dar un palo al agua y de la teta de la economía, a sacrificar el sábado para acercarse a Madrid. Son más. Protestan sindicatos contra un Gobierno que no ha tenido aun el valor de acabar con las vías absurdas de financiación pública de estos inmensos lobbies de la peor reacción y el inmovilismo. Esto no quiere decir que muchos de los que ayer protestaban en Madrid contra los recortes no lo hicieran con más buena fe y justificación que los que lo hacen pagados por estos sindicatos, es decir por todos los españoles y en contra de la voluntad de los españoles. Pero los pocos que acuden a estas movilizaciones sin ser parte de esa hidra parasitaria, deberían saber que existen muchas razones para manifestarse contra este gobierno. Y más que habrá. Pero ninguna para secundar la insensatez de grupos que hace tiempo dejaron de ser fuerza razonable de interlocución para convertirse en organizaciones de autoayuda tan insaciables como irresponsables.

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