sábado, 21 de febrero de 2015

SIN ATISBO DE ESPERANZA

Por HERMANN TERTSCH
  ABC  11.08.12


Da igual que los soldados del presidente Assad, cada vez mas solos y acosados, ganen una batalla en Alepo. Ganan porque ellos aún tienen una sólida superioridad en armamento. Siguen recibiendo suministros de Rusia e Irán. Y su adversario aún no tiene los cauces necesarios para recibir el tipo de armamento que necesita para una batalla como la de Alepo. Pero en nada cambia la situación del presidente que ya no puede garantizar seguridad a nadie. Su régimen nunca volverá a controlar todo el país.

Y se encastille o no en su región leal con su secta alauí para defenderse allí como un señor de la guerra más, el poder incontestado y total que heredó de su padre lo ha perdido ya. Irrevocablemente. Pero caiga Assad o resista desesperadamente, lo claro es que no habrá un poder único e incontestado en Siria. El fraccionamiento de fuerzas e intereses es tal que la libanización se antoja inevitable. Tanto como la impotencia de la UE para jugar un papel. También ha sido una desgracia para el pueblo sirio que su tragedia se iniciara cuando Obama ya estaba centrado en una elección que quería exenta de conflicto exterior. Occidente, que en Libia logró ejercer un poder benévolo, está hoy prácticamente marginado de una mesa en la que se dirimen muchos litigios e intereses a largo plazo.

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